Uno entre veinticuatro

A pesar de la llegada de nuevas formas de trabajo y destinos para la animación, la unidad básica de la animación sigue siendo el fotograma. Aunque la web necesite en principio un número mucho más bajo de fotogramas por segundo para verse correctamente, el animador sigue considerando esta la unidad básica de su trabajo.
A diferencia del resto de las profesiones relacionadas con lo audiovisual, donde el fotograma sólo se tiene en cuenta en la fase de la posproducción y editaje, el animador necesita pensar durante todo el proceso de trabajo en fotogramas, ya que es sobre el mismo donde se realiza su labor.
Recordemos que los estándares de proyección en cine son de 24 fotogramas por segundo, mientras que en video se tratan de 25 fotogramas más. En televisión, la coexistencia de varios formatos (PAL, a 25 fotogramas por segundo, frente al NTSC, a 30) dificulta más la labor de homogeneización. Por último, la llegada de Internet ha propiciado la aparición de formatos como el swf que pueden reproducirse a doce fotogramas por segundo.
Sin embargo, estas diferencias se simplifican para el animador, porque todas se basan en el principio del movimiento Beta.
Como número base el animador usa los veinticuatro fotogramas por segundo para planificar la animación. Veinticuatro es un número muy cómodo, ya que puede dividirse de muchas formas. Medio segundo son doce fotogramas y un cuarto, seis fotogramas. Si queremos hacer una animación muy fluida, animaremos a una imagen por fotograma. Sin embargo, si queremos economizar la producción y el trabajo, una imagen por cada dos fotogramas son suficientes. Esto nos da un total de doce imágenes por animación. Es por ello que el doce sea el número empleado en el conciso mundo de la animación por Internet.
Animar una imagen cada dos fotogramas también se conoce como animar en doses.
El ritmo depende del fotograma, y para calcular el ritmo es necesario hacerlo de una forma matemática. Al igual que el ritmo musical, el ritmo visual necesita de un patrón numérico para conseguir su objetivo.
Para ello, el animador tiene a su disposición varias herramientas con las que llevar el control del ritmo. Una de las más conocidas es la barra de claves. Podéis revisar el artículo, para encontrar más información sobre esto.
Teniendo en mente esto, el animador necesita entender y acostumbrarse a la duración de un fotograma y ser capaz de pensar y prever las diferencias de un movimiento realizado en tres fotogramas, en ocho y en doce, por poner sólo un ejemplo.
Seguimos ahondando en los principios del ritmo. En próximos artículos, veremos como el ritmo depende de factores como la masa y el volumen para poder ser realizados con acierto.

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