El hotel eléctrico (1905-1908)


Segundo de Chomón no sólo es una de las figuras más importantes del cine español, de una genialidad extrema, condenado a ser comparado por la historia cinematográfica como el "Méliès español", sino que al igual que éste, fue un cineasta curioso y experimentador. Su virtuosismo técnico le llevó a ser reclamado por la industria francesa (Pathé) para competir directamente con Méliès. Posteriormente fue requerido como técnico de trucajes para "Cabiria", de Itala Films, la mayor superproducción del cine mudo realizada en Europa. Asimismo, puso las bases de una industria española, creando un total de más de cuarenta y cinco títulos entre los años 1910 y 1912.

El hotel eléctrico - Segundo de Chomón
"El hotel eléctrico (Hôtel électrique)" es quizás su título más reconocido. Realizada durante su primera etapa en París, de Chomón lleva la técnica del paso de manivela a su perfección. La pieza pone en escena durante cinco minutos cómo sería un hotel donde todo funciona de forma mágica, de tal manera que los equipajes se colocan solos en las perchas, los zapatos se limpian y anudan sin ayuda y los clientes son desvestidos con tan sólo desearlo.
Lo más llamativo de esta pieza para un animador actual es su aparente ingenuidad o lo que Noël Burch llamó "M.R.P." (Modo de Representación Primitivo), en la que la ilusión de movimiento está construida de un modo bastante poco "natural".
Si analizamos cuidadosamente la animación de "El hotel eléctrico", aparece en seguida algo que cualquier animador con una base clásica llamaría como una forma anómala o errónea de conseguir un movimiento realista. Recordemos que para los doce principios establecidos por la animación clásica norteamericana, basada en la consecución de la naturalidad en animación, el hecho de que numerosos fotogramas parezcan contradecir el movimiento anterior atenta directamente contra la "linealidad" lógica del movimiento. Sin embargo, el movimiento se recrea, bien es cierto que con multitud de saltos y parpadeos de la imagen.
Está claro que lo principal para de Chomón era la experimentación y el juego obtenido; es mucho más importante el efecto, la sorpresa de que los objetos parezcan moverse solos que el modo, que el movimiento sea absolutamente natural. Y sin embargo, el movimiento es todo lo natural que la película permite, incluso más natural que los propios actores. Los objetos se convierten aquí en protagonistas, cumpliendo así una de las principales funciones de la animación: la de dotar de alma a cosas inanimadas.
Lo más interesante por tanto de esta pieza de animación para un animador actual sería el replantearse la necesidad de planificar un movimiento basándose en patrones clásicos. Si bien es cierto que ninguno de los objetos llega a personificarse o humanizarse -que es en realidad la meta oculta de toda la animación clásica, otorgar rasgos humanos a objetos y animales-, los objetos se mueven, al igual que puedan hacer las máquinas, por lo que la simulación de movimiento está suficientemente conseguida.
¿Sería este tipo de animación recomendada si nuestra intención es la de aportar una personalidad junto al movimiento? Probablemente no, pero volveríamos a entrar de nuevo en la polémica establecida por la animación clásica.
Algunas muestras de momentos recreados por medio del paso de manivela, como este giro

















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1 opinan:

Anónimo dijo...

Es un brillante ejemplo del uso de la técnica de pixilación.