Siglo y medio de Georges Méliès


Hoy es el 150 aniversario de Georges Méliès, una de las figuras capitales en la historia del cine, el padre fundador de la técnica stop-motion y responsable de algunas de las primeras obras maestras del cine.

La intención primera de Méliès era la de convertirse en prestidigitador teatral, un sueño que cambió al asistir a la primera sesión del cinematógrafo proyectada por los hermanos Lumière. Básicamente, Méliès descubrió que podía volcar todas sus aspiraciones en el nuevo aparato y convertirse así en una especie de "mago cinematográfico".

Méliès tuvo mucho éxito durante la primera década de 1900, no solo por Viaje a la Luna, uno de sus títulos más conocidos, sino por toda una avalancha de películas, en las que iba descubriendo todo tipo de efectos y trucos cinematográficos, como la técnica de la sustitución de elementos mediante el parado de la cámara, la exposición múltiple del negativo o doble sobreimpresión y los fundidos a negro y desde negro. Su forma de entender el cine encaja de pleno con lo que algunos teóricos han definido como "cine de atracciones", dándole más importancia a los trucos y al propio espectáculo de efectos que a la narración y a las historias.

Esto hace que la influencia de Georges Méliès no sea tan lejana como podría pensarse. De hecho, buena parte del cine contemporáneo basado en los efectos especiales y en las sensaciones fuertes podría considerarse como una vuelta al llamado "cine de atracciones".

Dentro del cine de animación, su manera de utilizar la pixilación y la técnica de sustitución siguen siendo actuales y podría compararse a la de modernos autores hoy en día. Sin ir más lejos, Luminaris de Zaramella es una revisión art-decó del universo de Méliès.

Otro autor actual muy influido por el universo del genial francés es Luis Nieto, algo palpable y evidente en Carlitópolis, una de sus obras más interesantes. Sobre la relación entre Carlitópolis y el cine de Méliès escribí un artículo en la revista Con A de Animación que puede ser de interés para algunos de vosotros.

Méliès fue muy mal empresario y su fama se había desvanecido completamente a comienzos de la primera década de 1910. Tras un período de extrema pobreza, Méliès es redescubierto por la vanguardia parisina de la década de 1920 y de alguna manera, hasta su muerte en 1938, se suceden los homenajes y los honores.

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