Siempre tiene que haber un conflicto/2

Tal y como decíamos en el post anterior, existen diferentes tipos de conflicto, que a nivel argumental en el tipo de narración occidental podrían resumirse en tres:
a) un protagonista contra un antagonista personificado (que puede ser individual o colectivo). Implica la superación personal y física y la consecución o no de los objetivos propuestos;
b) el protagonista contra un antagonista externo no humano, que implica la capacidad de supervivencia del protagonista;
c) el protagonista contra sí mismo, que conlleva alguna enseñanza interior.
A continuación vamos a examinar cada una de estas categorías de forma más exhaustiva.

Definición de protagonista / antagonista

Antes de pasar a proponer ejemplos de los distintos tipos de conflictos, hemos de indicar que por protagonista puede entenderse cualquier personaje o grupo de personajes principal en una historia; es decir, los personajes sobre los que la narración se concentra. Es posible que en una historia haya más de un protagonista, por lo que estaríamos en una historia coral, aunque es necesario distinguir entre personajes principales y secundarios.
Si dos personajes reciben el mismo nivel de atención y espacio dentro de una historia, podríamos hablar de historia coral. Por poner un ejemplo que todo el mundo puede entender, en una narración como El señor de los anillos, sólo Frodo sería el protagonista de la historia. Ninguno del resto de los personajes, incluyendo a Sam, Gandalf o Aragorn, es más importante que él en la historia, a pesar de que a veces la narración se centre sobre ellos. Sin embargo, en argumentos como los de Mary and Max o Buscando a Nemo, aparecen dos protagonistas igualmente importantes -a lo que ayuda el hecho de que estén en espacios separados-, aunque siguen sin poder considerarse historias corales.
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Finalmente en historias como Logorama o Creature comforts podríamos encontrar historias corales, porque la intención es ofrecernos una pluralidad de voces para reflejar un ambiente, lugar o situación, sin centrarse en ninguno de sus protagonistas.

No es aconsejable tratar de construir una historia coral o con múltiples protagonistas, porque su estructura es más difícil de controlar.
Por otro lado, un antagonista es todo aquello que se opone al protagonista, esté personificado o no. Puede ser una persona, una institución, un grupo social, una entidad abstracta (el Estado, el Paso del Tiempo, las Fuerzas de la Naturaleza) o como ya veremos más adelante, el propio protagonista. Mientras que lo normal es encontrar un único protagonista en una historia, por contra lo habitual es que hayan varios antagonistas.

Los conflictos

Antes hacíamos referencia a los tres tipos de conflictos existentes. Lo cierto es que en una historia podemos encontrar los tres tipos simultáneamente: un protagonista puede tener enemigos externos que se oponen a que este consiga su objetivo, a la vez que el protagonista puede tener que vérselas con un elemento externo a la vez que con su propio deseo de abandonar el objetivo.
La cantidad de conflictos que puede llegar a albergar una historia es infinita, aunque siempre proporcional a su duración. No es muy recomendable tratar de introducir más de dos o tres conflictos diferentes en una historia de menos de cinco minutos, ya que nos arriesgamos a que la resolución sea forzada y poco creíble.
A continuación veremos diferentes ejemplos de conflictos que pueden aparecer en una historia:
a) protagonista contra personaje antagónico:
  • el protagonista tiene enfrente a un oponente amistoso, que puede ser un amigo o colega contra el que compite a un juego o deporte. Lo que define este tipo de antagonista es su sana rivalidad, ya que la derrota no supone una gran pérdida;
  • el antagonista está enfrentado directamente al protagonista, y desea ya sea su aniquilación, ya sean  sus posesiones personales, que pueden llegar a incluir a su pareja, o bien la no consecución de sus objetivos. Este tipo de antagonista puede ser el típico villano que rapta a la novia del protagonista -el personaje de Brutus en Popeye- o un colectivo hostil hacia el/los protagonistas -la típica invasión alienígena. Esta categoría es la más amplia y rica de todas y puede incluir desde amantes despechados deseosos de venganza (y luego arrepentidos) hasta intrigas palaciegas o familiares. Lo que define este tipo de antagonista es su abierta hostilidad.
  • el antagonista es un personaje que en muchos casos puede ser indiferente hacia el protagonista y que, por ignorancia o negligencia pero en ningún caso con malicia, pone en dificultades o directamente en peligro al protagonista de la historia. En este caso es importante destacar si el conflicto es el antagonista o la situación. En este caso, si el antagonista fuera el típico Goofy que continuamente provoca accidentes y situaciones peligrosas, él sería el conflicto; pero si Goofy se queda dormido al volante bajando por una montaña y el resto de los personajes tratan de impedir el desastre, el conflicto sería la situación provocada, no el personaje en sí. Lo que define a este tipo de antagonista es su azarosa contrariedad;
  • un último tipo de antagonista sería aquel que, llevado por un principio moral, trata de evitar que el protagonista consiga sus objetivos. Lo que define a este tipo de personaje antagónico sería su represión moral. Este tipo de personaje pueden ser desde un grupo de inquisidores deseosos de quemar a la hoguera a una mujer por bruja (la ley religiosa) o bien un policía intentando detener a un grupo de ladrones (la ley civil) o bien unos padres reprensivos con sus hijos (la ley moral). En este caso el antagonista no persigue algo que posee el protagonista sino que sus ideales son más elevados, aunque estos perjudiquen igualmente al personaje principal.
b) el protagonista contra un antagonista no humano
  • una forma típica de este tipo de conflicto, que podría definirse como lucha contra el tiempo es la carrera contra reloj que trata evitar una tragedia. Ejemplos de este tipo de conflictos abundan y pueden afectar directamente a la integridad física del personaje -el protagonista trata de salvarse a sí mismo- o a su entereza moral o afectiva -el personaje trata de salvar a personajes a los que tiene cariño o bien se ve moralmente obligado a ello. Este último ejemplo puede ir desde lo particular -el rescate de la novia del protagonista de los raíles del tren, dónde ha sido amarrada-, a lo grupal -el protagonista trata de desactivar una bomba que puede matar a un grupo de personajes que puede o no conocer-, o directamente a lo muy general -el protagonista trata de salvar a un colectivo muy grande de personas, a países o incluso a la humanidad al completo, de un asteroide a punto de chocar, unos misiles a punto de detonarse, etc. Es importante tener en cuenta el factor tiempo, que es el que define la naturaleza del conflicto;
  • muy poco utilizado hasta hace relativamente poco en la narrativa occidental pero muy habitual en la narrativa oriental, es la lucha contra las fuerzas de la naturaleza, que pueden manifestarse como catástrofes climatológicas -un huracán, una tormenta-, geológicas -un terremoto, un volcán-, medioambientales -una explosión nuclear, un escape de gas- o simplemente de adaptación -una espacio natural hostil, como una selva inexplorada, un desierto o un planeta sin oxígeno. Este tipo de conflicto suele mostrar la indefensión y la imposibilidad del protagonista para hacer frente a fuerzas que le superan y frente a las cuales sólo cabe la protección, la adaptación y el instinto de supervivencia;
  • cuando el conflicto es de gran alcance y está realizado por seres con algún tipo de inteligencia, ya sean estos humanos, animales, máquinas o extraños seres, entonces podemos hablar de conflictos bélicos, aunque no existan guerras en el sentido estricto de la palabra. En este tipo de conflictos el protagonista se enfrenta contra una enorme masa anónima de seres vivos hostiles a él y a su grupo, y frente a los que tiene que alternar acciones de defensa contra otras de ataque. Ya sea una invasión de dinosaurios, de Gremlins o de zombies, todos podrían ser definidos como conflicto de tipo bélico, aunque no exista una guerra de forma estricta en la historia. Lo que define este tipo de conflicto es que el oponente es tan numeroso como anónimo y sí que existe una forma de oposición activa.
  • por último estaría el villano no humano, que persigue al protagonista por necesidad, hambre, simple instinto o porque otros se lo han ordenado. Este tipo de antagonista puede incluir cualquier tipo de flora o fauna no humanizada -un perro furioso, un león, un tiburón, un enjambre de abejas enfurecidas, una planta carnívora-, o de carácter monstruoso (Godzilla). Su diferencia con el típico villano antes mencionado es que es hostil por necesidad, no por decisión propia. Un villano podría decidir dejar de perseguir a su oponente si recapacita sobre sus actos o lo cree conveniente a sus intereses; en cambio, este tipo de antagonista no puede dejar de perseguir todo aquello que considera hostil.
c) el protagonista contra sí mismo
  • el protagonista es su propio enemigo. Este tipo de conflicto conlleva aparejada la capacidad de autodestrucción del protagonista, ya sea porque posee otra personalidad de tipo maléfico, o bien por sus propios vicios y adicciones -alcohol, tabaco, una vida poco saludable- o bien por los defectos de su propia personalidad -cualquiera de los llamados siete pecados capitales, como la avaricia, la envidia, pero también el mal carácter, la irascibilidad, la soberbia o la mala educación;
  • el protagonista lucha contra la inevitabilidad de la muerte. En este caso, el protagonista puede sufrir una grave enfermedad, o puede haber sido encantado, o bien trata de no envejecer y mantenerse joven. En todos los casos, lo que define este tipo de conflicto es el paso del tiempo y el miedo a la muerte;
  • el protagonista tiene que superar sus propias limitaciones. A menudo estás son un defecto físico -tartamudez, cojera, acné-, alguna tara mental -sus propios miedos, complejos, traumas o incluso un reto intelectual como un examen o un acertijo- o alguna carencia afectiva -incapacidad para acercarse a la persona amada, problemas conyugales o para relacionarse con los demás, deseo no cumplido de tener hijos. En cualquier caso, la superación de estas limitaciones lleva aparejada un crecimiento interior del personaje;
  • el personaje se enfrenta a sí mismo en un sentido metafórico. Al personaje le gustan los retos, plantearse problemas a sí mismo, aprender cosas nuevas o es el más crítico y exigente consigo mismo. Aquí el conflicto está matizado porque es un afán del personaje por llegar a nuevas metas, pero sin que existan problemas que superar. Un buen ejemplo sería el del personaje de Geri, el anciano que juega contra sí mismo al ajedrez.
Por último, es importante matizar que esta no es una tabla taxativa de los tipos de conflicto que pueden existir, aunque la gran mayoría de ellos -un 99%- pueden ser incluidos sin problemas entre estas categorías. Algunos conflictos pueden parecer una mezcla de diferentes grupos, aunque muy probablemente se deberá a que sean dos o tres conflictos que parezcan uno.

La práctica hace al maestro: un ejercicio sencillo para reconocer conflictos dramáticos

Un buen ejercicio para entrenar la mente a reconocer los diferentes conflictos existentes es tratar de localizarlos en las historias que vemos. Para ellos basta con elegir una quincena de cortometrajes de animación que ya conozcamos al azar -nuestra propia videoteca nos puede servir para esta prueba-, crear tres columnas en una hoja de papel que incluyan los tres tipos de conflicto y a partir de aquí, colocar los títulos en un lado u otro.
Exceptuando historias abstractas y sin narración, nos daremos cuenta de que pueden haber más o menos personajes, más o menos situaciones, puede no existir un inicio -comienzo in media res- o un desenlace -final abierto-, pero siempre existirá algún tipo de conflicto.

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