Nunca verás a mi perro Tulip

El cine independiente de animación es un mundo difícil, plagado de peligros e ingratitud. De esto ya saben mucho los cortometrajistas, por lo que los pocos largometrajes independientes de animación que existen, a menudo tienen una vida azarosa y poco habitual.
El caso de My dog Tulip no es un caso extraño pero sí excepcional, por tratarse de una película de una sensibilidad extraordinaria: un largometraje estadounidense que ni siquiera consigue estrenarse en su propio  país.
La película, que tan sólo ha desfilado por festivales de medio mundo, se inicia con una frase tremenda: "Incapaces de amarse los unos a los otros, los ingleses se inclinan de forma natural a los perros" citada del propio protagonista de la historia, el periodista británico de la BBC y novelista Joe Randolph Ackerley, una de las personalidades más famosas de su país durante la década de los 50. Homosexual abierto pero de carácter huraño y retraído, sus libros cubren aspectos autobiográficos con una franqueza inédita y sorprendente. My dog Tulip, su novela de 1956, describe el profundo amor que Ackerley sentía por su perro Queenie (el cambio a Tulip fue impuesto por los editores) y el contraste que se establece entre su forma de querer a su mascota y la frialdad e incapacidad para relacionarse con otros seres humanos, produce una honda desolación.

La película reproduce a la perfección esa sensación de tristeza. Realizada en un estilo coherente al del momento de su publicación, imitando ese aire tan británico de dibujo a la plumilla y aguada, la película de Paul Fierlinger se adentra en esta especial relación entre un hombre y su mascota de forma brillante, humorística y tan profundamente humana y respetuosa con todos sus personajes, para acabar convirtiéndose en una historia universal sobre las relaciones afectivas.
A pesar de que el año pasado surgieron rumores de que la película había encontrado finalmente distribuidor, su fecha de estreno en Estados Unidos sigue sin estar confirmada, una situación realmente triste para determinados títulos, que no llegan a distribuirse nunca en cine y tienen que terminar optando por otros formatos domésticos o, como Nina Paley con Sita sings the blues, por Internet. Si la cosa no cambia, mucho nos tememos que esta película puede tardar bastante tiempo en ver la luz en nuestro país.

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1 opinan:

Rodrigo dijo...

Es una pena que no se puedan ver peliculas como esta acá, tiene muy buena pinta.