Hasta los monos odian a Robert Zemeckis
En un interesantísimo artículo de la revista National Geographic sobre un experimento realizado en un laboratorio de neuroetología de primates en la Universidad de Princeton, en el que cinco macacos contemplan tres monitores de televisión.
En cada uno de los monitores, el equipo dirigido por el investigador Asif Ghazanfar había colocado una secuencia en movimiento de la cabeza de un macaco vivo, otra secuencia con una cabeza no realista, y una tercera con una cabeza animada y con un grado de detalle más realista. Los resultados del experimento han demostrado que los monos tendían a mirar durante más tiempo la cabeza real y la no realista, evitando mirar la cabeza realista animada.
Aunque el estudio no es concluyente, parece demostrar que la teoría de la robótica del "valle inquietante" (traducción literal de "uncanny valley") vendría heredada de nuestros ancestros primates y por tanto, tendría una base más genética que cultural o heredada. Esta teoría, ampliamente criticada pero muy interesante, fue desarrollada en los 70 por el robotista Masahiro Mori, y afirma que la respuesta emocional de un humano hacia un robot va creciendo de forma empática conforme el robot está hecho en apariencia y comportamiento similar al humano, hasta que de repente, en un cierto punto, la respuesta emocional del humano hacia el robot se vuelve fuertemente repulsiva, para luego crecer de nuevo a niveles positivos. Es decir, que para un ser humano un muñeco antropormofizado es visto con simpatía, mientras que un robot "casi humano" es visto de forma general como extraño y se rechaza.
Esto explicaría porque sentimos simpatía afección hacia personajes estilizados (que incluirían personajes dibujados, plastilina, y 3D estilizado) y porque nos sentimos incómodos frente a personajes altamente realistas (muñecos y personajes creados mediante mo-cap, como los de "The Polar Express", "Beowulf" o "Final Fantasy").
Sólo un robot cuyo comportamiento fuese indistinguible del humano podría alcanzar una empatía similar. Algunas posibles explicaciones de esta teoría habrían tratado de buscar razones culturales (por ejemplo, se trataría de un tabú profundamente asentado en nuestra sociedad, como el incesto) mientras que otras tratarían de hacerlo por el aspecto biológico (un ser casi humano, un autómata, nos recuerda a un cadáver y por tanto, a nuestra propia mortalidad, y eso nos produce rechazo).
Lo más interesante de todo este experimento para la comunidad de animadores es resaltar como una animación excesivamente realista nos provoca un rechazo mayor que una altamente estilizada, y que será necesario comprender e incorporar aquellos detalles que hacen que una animación incorpore aquello que hace una animación más creíble y humana y no necesariamente más realista, algo que los animadores de Disney llamaban crear "ilusión de vida".
En cada uno de los monitores, el equipo dirigido por el investigador Asif Ghazanfar había colocado una secuencia en movimiento de la cabeza de un macaco vivo, otra secuencia con una cabeza no realista, y una tercera con una cabeza animada y con un grado de detalle más realista. Los resultados del experimento han demostrado que los monos tendían a mirar durante más tiempo la cabeza real y la no realista, evitando mirar la cabeza realista animada.
Aunque el estudio no es concluyente, parece demostrar que la teoría de la robótica del "valle inquietante" (traducción literal de "uncanny valley") vendría heredada de nuestros ancestros primates y por tanto, tendría una base más genética que cultural o heredada. Esta teoría, ampliamente criticada pero muy interesante, fue desarrollada en los 70 por el robotista Masahiro Mori, y afirma que la respuesta emocional de un humano hacia un robot va creciendo de forma empática conforme el robot está hecho en apariencia y comportamiento similar al humano, hasta que de repente, en un cierto punto, la respuesta emocional del humano hacia el robot se vuelve fuertemente repulsiva, para luego crecer de nuevo a niveles positivos. Es decir, que para un ser humano un muñeco antropormofizado es visto con simpatía, mientras que un robot "casi humano" es visto de forma general como extraño y se rechaza.
Esto explicaría porque sentimos simpatía afección hacia personajes estilizados (que incluirían personajes dibujados, plastilina, y 3D estilizado) y porque nos sentimos incómodos frente a personajes altamente realistas (muñecos y personajes creados mediante mo-cap, como los de "The Polar Express", "Beowulf" o "Final Fantasy").
Sólo un robot cuyo comportamiento fuese indistinguible del humano podría alcanzar una empatía similar. Algunas posibles explicaciones de esta teoría habrían tratado de buscar razones culturales (por ejemplo, se trataría de un tabú profundamente asentado en nuestra sociedad, como el incesto) mientras que otras tratarían de hacerlo por el aspecto biológico (un ser casi humano, un autómata, nos recuerda a un cadáver y por tanto, a nuestra propia mortalidad, y eso nos produce rechazo).
Lo más interesante de todo este experimento para la comunidad de animadores es resaltar como una animación excesivamente realista nos provoca un rechazo mayor que una altamente estilizada, y que será necesario comprender e incorporar aquellos detalles que hacen que una animación incorpore aquello que hace una animación más creíble y humana y no necesariamente más realista, algo que los animadores de Disney llamaban crear "ilusión de vida".
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