El eterno desprecio de la gente del cine a la animación

Resulta claro para mucha gente que con la llegada de las nuevas tecnologías, y muy especialmente, la llegada de Internet, las reglas del juego se han cambiado para siempre en el mundo de la imagen en movimiento. Este proceso, en una interpretación bastante abierta de las ideas de Regis Debray, consiste en el paso de una cultura de la imagen a otra de lo visual, preparando el terreno para lo que ha venido a llamarse la cultura de lo audiovisual. Según Debray, la herencia de la imagen, que ejemplificaría la pintura desde el Renacimiento, pero también la fotografía o el cine, implicaba una recepción pasiva y secuencial de la imagen. La imagen tenía una única interpretación y se pensaba como la transmisión de ideas de su creador al espectador que la contemplaba. La cultura de lo visual, que se inicia con la televisión y el video y se hace evidente con la llegada de Internet, se basa en un lenguaje mucho más fragmentado, donde todo el flujo continuo de imágenes de distinto origen y tipo acaban convirtiéndose, en palabras de Josep María Català, en un "ruido para el oído". Aquí ya no cabe una única interpretación sino que el flujo de imágenes están en contacto con otras imágenes y significados, que van modificando continuamente su percepción, valor e interpretación.
Se trata este de un tema complejo, altamente filosófico, que vamos a dejar por el momento aquí. La relación de este aspecto con la animación parte de un hecho tan simple como es el eterno desprecio que la industria del cine ha hecho a la animación. Eternamente despreciada, considerada (no sin razón) como un subproducto infantil, el único autor de animación generalmente considerado ha sido Walt Disney, y eso más por su labor como gestor y creador de una estética que consiguió durante más de cincuenta años convertirse en el único modelo dominante de la animación occidental, contra el que otros autores sólo podían actuar por imitación o rechazo.
Tal y como menciona Emilio de la Rosa en el libro "El largometraje de animación español: análisis y evaluación ": "la animación, para la gente del cine, no existe. Hay un ejemplo muy claro, cuando ganó "Chihiro" en Berlín (2001), había que ver al día siguiente todas las crónicas de los periódicos, Fernández Santos, Carlos Boyero... todos repetían exactamente lo mismo, que debía de ser lo que venía en el programa de publicidad. Estoy convencido de que ninguno había visto la película. Porque, claro, primero se preguntarían: ¿qué hace una película de animación compitiendo?; y segundo dirían: ¿vamos a ver una película de animación que no va a ganar?. Si la propia gente del cine no respeta la animación, ¿cómo va a ser objeto de estudio de los investigadores?"

Para la imagen tradicional, y especialmente para la mentalidad de la cinefilia tradicional, la animación siempre ha sido un género del cine, al lado de otros géneros como la comedia, el western o el terror. Así, podía una película clasificada inmediatamente como "de animación" ya compartía una serie de rasgos comunes con otras películas.

Sin embargo, la llegada de lo digital a la imagen ha venido a trastocarlo todo. No sólo ha dado la animación la posibilidad de expresarse con más técnicas y mejores medios, de forma más rápida y barata, sino que en general, ha hecho que todas estas categorías sean mucho más difíciles de aplicar y hasta ha resquebrajado la propia concepción de género.
De todo esto se ha beneficiado la animación, porque ha pasado de una posición de inferioridad a otra de absoluta presencia en todo lo audiovisual. Hoy en día resulta cada vez más difícil encontrar algún producto audiovisual donde la animación no sea una pieza integrante más del engranaje total, tan sólo es necesario ver la publicidad, los últimos videoclips o las películas más exitosas para darse cuenta de esto. Incluso las películas más convencionales suelen presentar hoy en día un elaborado trabajo de créditos.
La conclusión a la que queremos llegar: que mientras que para el cine predigital, la animación no era más que un entretenimiento infantil, para la cultura del audiovisual y lo digital esta concepción está más que desfasada, hasta el punto de que se podría afirmar que la animación acabará devorando por entero la cultura visual en cuestión de una década. Y entonces, ¿qué pasará con la animación?

La primera fotografía pertenece a la Librería del Congreso de los Estados Unidos (Library of Congress Prints and Photographs Division. New York World-Telegram and the Sun Newspaper Photograph Collection .)
Las otras fotografías son un collage de tres películas de gran repercusión, que no se pueden entender sin el uso de la animación digital: "300", "Ironman" y "Sweeney Todd", sacadas de la web The Art of the Title.

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