Dame carácter

Lola de El espantatiburonesMuchas veces el animador se encuentra tan ensimismado por conseguir una acción realista o un movimiento convincente y se olvida de lo más importante: el guión junto a la animación deben unirse para dar forma a una personalidad única y memorable. Cuando esto ocurre, el animador muchas veces olvida que está manejando un material con una capacidad psicológica bastante sorprendente y acaban animando al personaje de una manera bastante plana. Esto deriva en personajes unidimensionales, aquellos que siempre están mostrando una misma emoción o a lo sumo dos.
El problema de estos personajes es que hastían y aburren al público (mucho más que un guión simple), porque parecen autómatas y no es posible esperar de ellos ninguna emoción real.
El amo del calabozo de Dragones y MazmorrasAunque la mayor parte de los ejemplos de personajes planos y sin ningún espectro de emociones pueden ser encontrados en las series de animación, y muy especialmente, en aquellas hechas durante la década de los 80 (la mayor parte de los personajes de "Scooby Doo", "He-Man", "Dragones y Mazmorras" o los villanos de "El inspector Gadget" por poner sólo unos ejemplos), también es posible encontrarlo en películas conocidas y actuales (el muy conocido y detestado caso de Jar Jar Binks de las precuelas de "Star Wars"; o los personajes principales de películas como "El espantatiburones".


Quizás el ejemplo máximo de una desastrosa conversión de un producto de la televisión en un subproducto de la misma sea el personaje de Mr.T.


Nada que objetar contra el capitán cavernícola, pero ¿qué clase de personajes son los ángeles adolescentes? Pues ni más ni menos que el estereotipo de "personajes humanos" en la animación de los ochenta.


Incluso películas tan brillantes como "La sirenita" incluyen personajes flojos y absolutamente prescindibles como este Flounder, un pez-sólo-cara, construido para los espectadores más pequeños.
Gazoo de Los PicapiedraAunque el fallo muchas veces se encuentra en el propio guión, está claro que no todo lo determina éste y que aún es posible para el animador aportar algunas variaciones de color en la personalidad de incluso los personajes más planos.
Lo principal es tener en una hoja de papel (puede valer un post-it) apuntados unos cuantos adjetivos con los que podamos definir al personaje, sin contradecir al guión ni al storyboard. Por ejemplo, un villano puede ser "malvado" (con toda la ambigüedad que ya de por sí tiene la palabra) pero también celoso, egoísta, desconfiado o sádico, lo cual puede suponer un importante cambio de la habitual risa malvada. Un héroe podría ser "ingenuo y bondadoso", pero también despistado, torpe, hiperactivo, pedante y cobarde (pensemos en la cantidad de sutilezas diferentes que podemos encontrar en personajes tan diferentes como Remy y Lingüini de "Rattatouille" o Homer Simpson). Lo ideal sería disponer de un momento en el que el personaje realmente cambia de emociones y registro, desvelando un punto débil o fractura en el carácter monolítico.


Medusa, de "Los rescatadores", es quizás uno de los villanos más complejos y redondos jamás mostrados en una película de animación.

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