John Canemaker (parte 1)
John Canemaker es un animador neoyorquino independiente no muy conocido por el gran público, aunque su obra se exhibe en el MoMa de Nueva York y su último trabajo ganó el Oscar al mejor cortometraje de animación en 2006. Además, pasa por ser uno de los principales investigadores de la historia del medio, con varias obras emblemáticas como "Paper Dreams" o la más completa investigación sobre la animación de Winsor McCay. Actualmente dirige el departamento de animación de la Universidad de Nueva York. Esta entrevista fue realizada por Joe Strike en junio de 2005 para Animation World Magazine, un año antes de ganar el Oscar.
Cuando llegó el momento de visitar a John Canemaker, decidí llevarle una copia de su excelente biografía sobre Winsor McCay para que me la firmara, la cual muy inteligentemente olvidé en el bus de camino a su apartamento en el lado oeste de Manhattan.
Afortunadamente, el libro fue depositado en la oficina de objetos perdidos de la compañía de autobuses donde pude recuperarlo horas más tarde. El contratiempo no llegó afortunadamente a enturbiar una fascinante entrevista con quizás el más trabajador hombre en el mundo de la animación -un animador independiente con una visión única y personal; uno de los más conocidos y más respetados cronistas del medio, y la fuerza conductora del programa de animación de la Tisch School of the Arts, en la Universidad de Nueva York. Varias veces durante la entrevista, John habló sobre cómo abordar un desafío abrumador diciéndose a sí mismo que "las cosas se solucionan por sí mismas" -una filosofía que pudiera parecer ingenua si no fuera acompañada por una inquebrantable ética de trabajo.
Conocí a John a principios de los años ochenta, cuando trabajaba en la serie educativa "The Great Space Coaster" e introduje "The Wizard's Son", su historia sobre una mágica interrupción generacional, para que formara parte del show. Con "The Moon and the Son", un retrato personal sobre su cambiante padre (y su obra más larga hasta el momento, con una duración de 28 minutos) recientemente completada, John, un hombre que ha realizado no pocas entrevistas, se encuentra con sí mismo al otro lado del micrófono...
John Strike: ¿Dónde estudiaste? ¿Tuviste alguna formación artística?
John Canemaker: No, no éramos una familia "artística", éramos más bien pobres. Realmente yo recibí mis primeras clases de acuarela cuando realicé mi formación secundaria en Elmira, un pequeño pueblo en el estado de Nueva York.
Joe Strike: Así que siempre has tenido una vena artística.
John Canemaker: Sí, siempre estaba dibujando. Mi familia siempre salía con lo misma historia: "Oh, dibuja a la tía" o "dibuja aquello". También estuve siempre interesado por la animación. Poco antes de la adolescencia, quizás con 12 años, comencé una película sobre Horace Horsefly. Era un carácter redondo, fácil de dibujar. Por entonces yo no tenía ni idea de como conseguir hojas transparentes, así que mis padres, que trabajaban en un hospital me traían a casa placas de rayos x ya usadas para que las aprovechara. Quitábamos las imágenes lavándolas bien y luego entintaba y pintaba sobre ellas. Aún se puede ver un poco de restos de tinta azul sobre las placas de rayos X en "The Moon and the Son".
Joe Strike: Tu padre te construyó una base de animación para la película.
John Canemaker: Incluso llego a construirme una mesa de animación para trabajar sobre ella. Estaba basada en planos que aparecían en el libro de Preston Blair. El proyecto sobre Horace Horsefly nunca llegué a completarlo -se atascó en la producción. En cambio, yo terminé algo llamado "Animación, su historia y uso"·
Joe Strike: Eso suena serio.
John Canemaker: Lo era. Era muy largo para el momento en que lo hice, tenía un momento de acción real. Yo estaba fascinado por una historia de animación que había visto en una capítulo del show televisivo de Disney, donde mostraban a "El Gato Félix" y retrocedían a los comienzos. Yo cogí un poco de todo esto e hice mi propia versión. Creo que acabó siendo una película de 10 minutos de duración.
Joe Strike: ¿Llegaste a incorporar material de esos dibujos animados?
John Canemaker: No, los recree un poco o dibujaba cosas por mi cuenta -los cavernícolas hicieron esto, y los antiguos egipcios hicieron lo otro, y cosas por el estilo. Pero cuando llegó el momento de ir a la Universidad, sentí que no tenía los conocimientos necesarios y me di cuenta de que tampoco tenía el dinero. Esto se convirtió para mi en una calle sin salida. No sabía cómo salir de aquella situación. Nadie en mi familia había ido nunca a la universidad. Mientras tanto, la gente iba consiguiendo ser aceptada por todas partes y yo en cambio nunca llegué si quiera a echar una solicitud. Así pues, ¿para qué sirvió todo esto? Para nada. Recuerdo haber sido rechazado de un trabajo en una televisión local en Siracusa y llorar en el asiento trasero del coche mientras me llevaban de vuelta a Elmira, pensando que no tenía ningún futuro. No sabía qué es lo que iba a hacer, así pues pensé que tenía que salir de Elmira, ir a Nueva York y convertirme en actor. Cuando lo hicé, llegué con 60 céntimos en el bolsillo. Mis padres me dejaron en la puerta de una Asociación de Jóvenes Cristianos. Trabajé como portero del Radio City Music Hall, y como camarero cantante en el Greenwich Village. Estuve un año en la Academia Estadounidense de Arte Dramático. En 1964 actué en cuatro espectáculos alternativos de Broadway, y entonces comencé a hacer publicidad para televisión y justo entonces fui llamado a filas. Pasé dos años en Fort Dix trabajando en los Servicios Especiales. Ayudaba organizando espectáculos para las fuerzas armadas. Llegué incluso a contratar bandas tan importantes como la de Duke Ellington o Dave Brubeck. Cuando regresé, tenía algo de dinero ahorrado y decidí convertirme en intérprete en programas de televisión. Aparecí en unos 30 programa de televisión nacionales entre 1969 y 1971. Hice un espectáculo infantil en la CBS llamado "Patchwork Family" en el cual yo hacía dibujos.
Joe Strike: ¿Qué clase de programas hacías?
John Canemaker: Hice un anuncio sobre las gafas de sol Foster Grant con Cybill Shepherd. Hice anuncios para la marca de perritos calientes Armour; yo era el Hombre de los Perritos Calientes Armour, con la voz de Joel Grey cantando en la banda sonora sonando mientras corría por un parque con 60 niños persiguiéndome detrás con perritos calientes. Hice una serie de quince anuncios musicales para la Asociación Americana de Diarios como uno de los personajes de "los Energéticos", en la que todos bailábamos.
Joe Strike: Diría que la experiencia como actor ha contribuido a tus habilidades como animador. Existe un dicho que dice que "un animador es un actor con un lápiz", pero si ya sabías como empezar a gesticular, entonces te colocabas en cabeza.
John Canemaker: Por aquel tiempo volví a interesarme por alguna razón de nuevo en animación. Alguien me preguntó: "Estás haciendo un montón de dinero con todos estos anuncios" (cada vez que eran emitidos obtenía réditos."¿Qué piensas hacer con todo este dinero? Deberías ir a la universidad". Con la paga militar y mis ahorros, y tras mi experiencia vital, fui a la Universidad de Marymount en 1971. Eso me descubrió todo un mundo nuevo. Tenía 28 años. Escogí estudiar artes de la comunicación, una especie de cajón desastre de todo lo que estaba haciendo por aquel entonces. Comencé a escribir debido a que tenía que elaborar artículos periodísticos y descubrí que en realidad me gustaba escribir. Había una monja muy activa llamada Sor Dymphna. Me dijo: "Sueles hacer muchas cosas de animación. Te daré seis créditos si vas a los Estudios Disney y elaboras un artículo sobre sus dibujos animados". Por supuesto, la idea me encantó -había aprendido animación viendo los programas de Disney en la tele en los años cincuenta. Ella averiguó que justo entonces habían abierto los archivos de la Disney y contactó con ellos. Le dijeron: "De acuerdo, si tu alumno desea venir aquí, estaremos encantados de recibirlo". Yo ya sabía lo suficiente sobre la Disney, ya sabía quiénes eran los Nueve Viejos de Disney y toda esa clase de cosas.
Joe Strike: Ya sabías que tenías que preguntarles.
John Canemaker: Fui en julio de 1973. Me encontré con los Nueve Viejos de Disney excepto John Lounsbery, pero lo vi de lejos. Eran geniales. Me llevaron a la casa de Ward Kimball, que se había retirado hacía poco y nos montamos en un tren grande que tenía. Le hice una gran entrevista, que aproveché 27 años más tarde cuando escribí el libro sobre los Nueve Viejos de Disney. De hecho, un montón de material del libro lo obtuve de aquel viaje. Fue cuando conocí a Frank Thomas y a Ollie Johnston, y nos convertimos en amigos durante los siguientes 30 años. Fue un viaje estupendo; luego regresé a Nueva York. Me recuerdo sentado en mi apartamento con la camisa abierta, sudando por no tener aire acondicionado y escribiendo mi artículo de 200 páginas en una vieja máquina de escribir por el cual yo obtendría seis créditos.
Joe Strike: ¿Llegaste a publicarlo? Doscientas páginas suenan realmente algo sustancial.
John Canemaker: No era tan bueno. Era uno de mis primeros esfuerzos. Las entrevistas estaban bien, eran interesantes. Lo mejor fue que despertó mi interés por la animación tradicional. Pensé que tenía que averiguar más sobre esto. Comencé a contactar algunos de los antiguos animadores en Nueva York, como Shamus Culhane. Me contó que John Bray aún vivía. "Tiene 94 años, ¿por qué no vas y le haces una entrevista? Está en una residencia en Bridgeport". Le hice una entrevista y luego averigüe sobre Otto Mesmer, que había creado al Gato Félix. Esto me condujo a entrevistarle y luego a hacer un documental sobre él y finalmente el libro. La película surgió de una forma muy divertida. Regresaba en un coche de una conferencia de cine con otra gente. Uno dijo: "estoy inspirado, quiero hacer una película sobre esto y sobre aquello" y yo dije: "Quiero hacer una película sobre el creador del Gato Félix". Me respondió que porqué no lo hacía y yo dije: "Bueno, me falta un operador de cámara" y él contestó "Soy operador de cámara". Yo dije entonces: "Necesito un técnico de sonido" "Yo soy técnico de sonido" dijo alguien más en el coche. Aquello fue como Mickey y Minnie reunidos en un show. Como fuera, comencé a escribir sobre animación y a enviar artículos de la tesis que había escrito sobre la Disney. Haciendo horas extras con editores de prensa estupendos aprendí a escribir mucho mejor que antes. Y descubrí que me encantaba hacer investigación para los libros. Fui muy afortunado de haber encontrado la mejor clase de gente, gente interesante a la que poder entrevistar. Una cosa me conducía a la otra. Incluso comencé a realizar películas de animación a la vez que escribía sobre ellas. Todo esto sucedió un poco a la vez, un poco como parte de ese despertar de mi interés de la infancia por la animación.
El animador
John Canemaker: Mientras estaba a tiempo completo por el día en Marymount, haciendo el programa de televisión los fines de semana junto con algún que otro anuncio, decidí ir a la escuela nocturna de Artes Visuales. Hice un curso de animación allí, y completé un cortometraje llamado "Avaricia". Era sobre un caracol que quería ser algo más y se metamorfoseaba en cosas diferentes; al final creo que se transformaba en un pájaro y era cazado por un gato. Era una pieza de un minuto de duración pero gracias a ella me hizo conseguir trabajos. Me convertí en un animador a sueldo aquí en Nueva York y realicé un montón de material para Barrio Sésamo y otros trabajos. Me obsesioné con la animación. También quería realizar obras personales. Había un puñado de jovenes animadores independiente por toda Nueva York a los cuales quería conocer. Comenzamos encontrándoos en nuestras casas y mostrándonos nuestra obra. George Griffin, Kathy Rose, un buen puñado de colegas. Todos estábamos locos por la animación. Éramos muy competitivos, nos admirábamos los unos a los otros. Fue una época muy activa y excitante. A la vez, comencé a realizar obras personales, "Confessions of a Stardreamer"(un revelador monólogo de una actriz, confuso a la vez que conmovedor), cosas como esa. Comencé presentando mis películas en festivales y ganando algunos premios. Comencé entonces a pedir ayuda de otra gente mientras continuaba escribiendo artículos de prensa. Hubo varias veces en las que pensé: "Dios mío, ¿qué estoy haciendo? ¿Realmente debería gastar toda mi energía en estas historias, las cuales me llevan tanto tiempo para encontrar gente, entrevistarla y luego encontrar donde publicarlo?" Finalmente me dije: "Está ocurriendo, tan sólo voy a seguir con esto y a agradecer que tengo tantas cosas que hacer". Cuando me gradué en Marymout, allá por 1974, Dymphna me dijo: "¿Por qué no te graduas en la Universidad? Escribiré una carta a la Universidad de Nueva York. Deberías graduarte en la Universidad y seguir haciendo todos esos libros." Era una mujer increíble. Conseguí entrar en el programa de graduados de cine en la Universidad de Nueva York y pasé allí dos años.
Joe Strike: ¿Estudiaste animación allí?
John Canemaker: No, estudié cine, producción cinematográfica. No había y de hecho sigue sin haber un departamento de animación en la Universidad de Nueva York, lo que había era un programa junto con el departamento de cine y televisión. Para mi tesis decidí hacer un documental sobre Winsor McCay. Entrevisté al asistente de McCay, John Fitzsimmons, que fue quién aporto la historia.
Joe Strike: Realmente localizaste a toda esta gente. Debía ser un poco como un trabajo de detective.
John Canemaker: La mayor parte de todo esto realmente fue suerte o tan sólo preguntando. La mayoría de ellos vivían alrededor y estaban disponibles por entonces.
Joe Strike: Si te mueves en un círculo de animadores, siempre habrá alguien que conozca a otro alguien.
John Canemaker: Las cosas ocurren de forma casual. Había un festival sobre los pioneros de la animación aquí donde me convertí en director artístico. En tan sólo un año o dos de experiencia me encontré con Chuck Jones. Frank Thomas llegó a convertirse en uno de los jueces. Era como ir dándose cuenta de cosas que habías ido aceptando poco a poco y para las que ya estabas listo. Durante un almuerzo, Dymphna me contó que había un puesto libre como profesor de cine en Regis High, una escuela jesuita de Nueva York. Fui al despacho de la escuela y les conté que era profesor de animación. "Puedo enseñar animación". Comencé a impartir clases en otros lugares también, sobre historia de animación así como sobre producción. Al fin me gradué en la Universidad de Nueva York y me convertí en el editor de animación de la revista "Milimeter". Todo esto sucedió cuando Camera III, un programa de los domingos por la mañana sobre cultura y arte de la CBS, se acercó a mi debido a que me encontraba haciendo "Patchwork Family" y me pidieron presentar un show que estaban haciendo para los estudios de animación de la Warner Bros. Lo pusieron luego en uno de los DVD de la colección de los Looney Tunes. Dios mío, da miedo mirar ese show hoy en día - tenía el pelo largo y vestía una camisa hippie.
El autor
John Canemaker: Fue el primer libro que escribí. Tenía un pánico de muerte a firmar el contrato. ¿Cómo se escribe un libro? Hace poco leí algo que es un poco mi filosofía básica -incluso aunque no sepas qué va a pasar, si tienes un sentimiento general de que todo va a salir adelante, incluso aunque no conozcas los detalles, generalmente sucede. Las oportunidades surgen, no hay que desaprovecharlas. El libro sobre los Nueve Viejos de Disney surgió un poco de esa manera, y gracias a dios que no rechacé el proyecto.
Joe Strike: ¿Cómo encontraste el tema del libro?
John Canemaker: A veces los temas me los ofrecen. El libro de los Nueve Viejos de Disney me fue propuesto, me pidieron hacer libros sobre Tex Avery. Yo propuse hacer el libro de Raggedy Ann, el libro "Treasures of Disney Animation Art", el de Winsor McCay, los bocetos inspiracionales de la Disney agrupados en "Before the Animation Begins" y "Paper Dreams", los cuales eran sobre storyboards. Quería hacer esos libros. Pero si te ofrecían otro proyecto, no podías decir simplemente que no.
Si vuelves atras a mi primera visita a la Disney y pasas un día entero con Frank Thomas, Marc Davis, Ward Kimball y Ollie Johnston, y consigues que hablen de cosas de las que no habían hablado antes, ... vaya, pues es una gran oportunidad.
Cuando llegó el momento de visitar a John Canemaker, decidí llevarle una copia de su excelente biografía sobre Winsor McCay para que me la firmara, la cual muy inteligentemente olvidé en el bus de camino a su apartamento en el lado oeste de Manhattan.
Afortunadamente, el libro fue depositado en la oficina de objetos perdidos de la compañía de autobuses donde pude recuperarlo horas más tarde. El contratiempo no llegó afortunadamente a enturbiar una fascinante entrevista con quizás el más trabajador hombre en el mundo de la animación -un animador independiente con una visión única y personal; uno de los más conocidos y más respetados cronistas del medio, y la fuerza conductora del programa de animación de la Tisch School of the Arts, en la Universidad de Nueva York. Varias veces durante la entrevista, John habló sobre cómo abordar un desafío abrumador diciéndose a sí mismo que "las cosas se solucionan por sí mismas" -una filosofía que pudiera parecer ingenua si no fuera acompañada por una inquebrantable ética de trabajo.
Conocí a John a principios de los años ochenta, cuando trabajaba en la serie educativa "The Great Space Coaster" e introduje "The Wizard's Son", su historia sobre una mágica interrupción generacional, para que formara parte del show. Con "The Moon and the Son", un retrato personal sobre su cambiante padre (y su obra más larga hasta el momento, con una duración de 28 minutos) recientemente completada, John, un hombre que ha realizado no pocas entrevistas, se encuentra con sí mismo al otro lado del micrófono...
Los primeros años
John Strike: ¿Dónde estudiaste? ¿Tuviste alguna formación artística?
John Canemaker: No, no éramos una familia "artística", éramos más bien pobres. Realmente yo recibí mis primeras clases de acuarela cuando realicé mi formación secundaria en Elmira, un pequeño pueblo en el estado de Nueva York.
Joe Strike: Así que siempre has tenido una vena artística.
John Canemaker: Sí, siempre estaba dibujando. Mi familia siempre salía con lo misma historia: "Oh, dibuja a la tía" o "dibuja aquello". También estuve siempre interesado por la animación. Poco antes de la adolescencia, quizás con 12 años, comencé una película sobre Horace Horsefly. Era un carácter redondo, fácil de dibujar. Por entonces yo no tenía ni idea de como conseguir hojas transparentes, así que mis padres, que trabajaban en un hospital me traían a casa placas de rayos x ya usadas para que las aprovechara. Quitábamos las imágenes lavándolas bien y luego entintaba y pintaba sobre ellas. Aún se puede ver un poco de restos de tinta azul sobre las placas de rayos X en "The Moon and the Son".
Joe Strike: Tu padre te construyó una base de animación para la película.
John Canemaker: Incluso llego a construirme una mesa de animación para trabajar sobre ella. Estaba basada en planos que aparecían en el libro de Preston Blair. El proyecto sobre Horace Horsefly nunca llegué a completarlo -se atascó en la producción. En cambio, yo terminé algo llamado "Animación, su historia y uso"·
Joe Strike: Eso suena serio.
John Canemaker: Lo era. Era muy largo para el momento en que lo hice, tenía un momento de acción real. Yo estaba fascinado por una historia de animación que había visto en una capítulo del show televisivo de Disney, donde mostraban a "El Gato Félix" y retrocedían a los comienzos. Yo cogí un poco de todo esto e hice mi propia versión. Creo que acabó siendo una película de 10 minutos de duración.
Joe Strike: ¿Llegaste a incorporar material de esos dibujos animados?
John Canemaker: No, los recree un poco o dibujaba cosas por mi cuenta -los cavernícolas hicieron esto, y los antiguos egipcios hicieron lo otro, y cosas por el estilo. Pero cuando llegó el momento de ir a la Universidad, sentí que no tenía los conocimientos necesarios y me di cuenta de que tampoco tenía el dinero. Esto se convirtió para mi en una calle sin salida. No sabía cómo salir de aquella situación. Nadie en mi familia había ido nunca a la universidad. Mientras tanto, la gente iba consiguiendo ser aceptada por todas partes y yo en cambio nunca llegué si quiera a echar una solicitud. Así pues, ¿para qué sirvió todo esto? Para nada. Recuerdo haber sido rechazado de un trabajo en una televisión local en Siracusa y llorar en el asiento trasero del coche mientras me llevaban de vuelta a Elmira, pensando que no tenía ningún futuro. No sabía qué es lo que iba a hacer, así pues pensé que tenía que salir de Elmira, ir a Nueva York y convertirme en actor. Cuando lo hicé, llegué con 60 céntimos en el bolsillo. Mis padres me dejaron en la puerta de una Asociación de Jóvenes Cristianos. Trabajé como portero del Radio City Music Hall, y como camarero cantante en el Greenwich Village. Estuve un año en la Academia Estadounidense de Arte Dramático. En 1964 actué en cuatro espectáculos alternativos de Broadway, y entonces comencé a hacer publicidad para televisión y justo entonces fui llamado a filas. Pasé dos años en Fort Dix trabajando en los Servicios Especiales. Ayudaba organizando espectáculos para las fuerzas armadas. Llegué incluso a contratar bandas tan importantes como la de Duke Ellington o Dave Brubeck. Cuando regresé, tenía algo de dinero ahorrado y decidí convertirme en intérprete en programas de televisión. Aparecí en unos 30 programa de televisión nacionales entre 1969 y 1971. Hice un espectáculo infantil en la CBS llamado "Patchwork Family" en el cual yo hacía dibujos.
Joe Strike: ¿Qué clase de programas hacías?
John Canemaker: Hice un anuncio sobre las gafas de sol Foster Grant con Cybill Shepherd. Hice anuncios para la marca de perritos calientes Armour; yo era el Hombre de los Perritos Calientes Armour, con la voz de Joel Grey cantando en la banda sonora sonando mientras corría por un parque con 60 niños persiguiéndome detrás con perritos calientes. Hice una serie de quince anuncios musicales para la Asociación Americana de Diarios como uno de los personajes de "los Energéticos", en la que todos bailábamos.
Joe Strike: Diría que la experiencia como actor ha contribuido a tus habilidades como animador. Existe un dicho que dice que "un animador es un actor con un lápiz", pero si ya sabías como empezar a gesticular, entonces te colocabas en cabeza.
Sor Dymphna
John Canemaker: Por aquel tiempo volví a interesarme por alguna razón de nuevo en animación. Alguien me preguntó: "Estás haciendo un montón de dinero con todos estos anuncios" (cada vez que eran emitidos obtenía réditos."¿Qué piensas hacer con todo este dinero? Deberías ir a la universidad". Con la paga militar y mis ahorros, y tras mi experiencia vital, fui a la Universidad de Marymount en 1971. Eso me descubrió todo un mundo nuevo. Tenía 28 años. Escogí estudiar artes de la comunicación, una especie de cajón desastre de todo lo que estaba haciendo por aquel entonces. Comencé a escribir debido a que tenía que elaborar artículos periodísticos y descubrí que en realidad me gustaba escribir. Había una monja muy activa llamada Sor Dymphna. Me dijo: "Sueles hacer muchas cosas de animación. Te daré seis créditos si vas a los Estudios Disney y elaboras un artículo sobre sus dibujos animados". Por supuesto, la idea me encantó -había aprendido animación viendo los programas de Disney en la tele en los años cincuenta. Ella averiguó que justo entonces habían abierto los archivos de la Disney y contactó con ellos. Le dijeron: "De acuerdo, si tu alumno desea venir aquí, estaremos encantados de recibirlo". Yo ya sabía lo suficiente sobre la Disney, ya sabía quiénes eran los Nueve Viejos de Disney y toda esa clase de cosas.
Joe Strike: Ya sabías que tenías que preguntarles.
John Canemaker: Fui en julio de 1973. Me encontré con los Nueve Viejos de Disney excepto John Lounsbery, pero lo vi de lejos. Eran geniales. Me llevaron a la casa de Ward Kimball, que se había retirado hacía poco y nos montamos en un tren grande que tenía. Le hice una gran entrevista, que aproveché 27 años más tarde cuando escribí el libro sobre los Nueve Viejos de Disney. De hecho, un montón de material del libro lo obtuve de aquel viaje. Fue cuando conocí a Frank Thomas y a Ollie Johnston, y nos convertimos en amigos durante los siguientes 30 años. Fue un viaje estupendo; luego regresé a Nueva York. Me recuerdo sentado en mi apartamento con la camisa abierta, sudando por no tener aire acondicionado y escribiendo mi artículo de 200 páginas en una vieja máquina de escribir por el cual yo obtendría seis créditos.
Joe Strike: ¿Llegaste a publicarlo? Doscientas páginas suenan realmente algo sustancial.
John Canemaker: No era tan bueno. Era uno de mis primeros esfuerzos. Las entrevistas estaban bien, eran interesantes. Lo mejor fue que despertó mi interés por la animación tradicional. Pensé que tenía que averiguar más sobre esto. Comencé a contactar algunos de los antiguos animadores en Nueva York, como Shamus Culhane. Me contó que John Bray aún vivía. "Tiene 94 años, ¿por qué no vas y le haces una entrevista? Está en una residencia en Bridgeport". Le hice una entrevista y luego averigüe sobre Otto Mesmer, que había creado al Gato Félix. Esto me condujo a entrevistarle y luego a hacer un documental sobre él y finalmente el libro. La película surgió de una forma muy divertida. Regresaba en un coche de una conferencia de cine con otra gente. Uno dijo: "estoy inspirado, quiero hacer una película sobre esto y sobre aquello" y yo dije: "Quiero hacer una película sobre el creador del Gato Félix". Me respondió que porqué no lo hacía y yo dije: "Bueno, me falta un operador de cámara" y él contestó "Soy operador de cámara". Yo dije entonces: "Necesito un técnico de sonido" "Yo soy técnico de sonido" dijo alguien más en el coche. Aquello fue como Mickey y Minnie reunidos en un show. Como fuera, comencé a escribir sobre animación y a enviar artículos de la tesis que había escrito sobre la Disney. Haciendo horas extras con editores de prensa estupendos aprendí a escribir mucho mejor que antes. Y descubrí que me encantaba hacer investigación para los libros. Fui muy afortunado de haber encontrado la mejor clase de gente, gente interesante a la que poder entrevistar. Una cosa me conducía a la otra. Incluso comencé a realizar películas de animación a la vez que escribía sobre ellas. Todo esto sucedió un poco a la vez, un poco como parte de ese despertar de mi interés de la infancia por la animación.
El animador
John Canemaker: Mientras estaba a tiempo completo por el día en Marymount, haciendo el programa de televisión los fines de semana junto con algún que otro anuncio, decidí ir a la escuela nocturna de Artes Visuales. Hice un curso de animación allí, y completé un cortometraje llamado "Avaricia". Era sobre un caracol que quería ser algo más y se metamorfoseaba en cosas diferentes; al final creo que se transformaba en un pájaro y era cazado por un gato. Era una pieza de un minuto de duración pero gracias a ella me hizo conseguir trabajos. Me convertí en un animador a sueldo aquí en Nueva York y realicé un montón de material para Barrio Sésamo y otros trabajos. Me obsesioné con la animación. También quería realizar obras personales. Había un puñado de jovenes animadores independiente por toda Nueva York a los cuales quería conocer. Comenzamos encontrándoos en nuestras casas y mostrándonos nuestra obra. George Griffin, Kathy Rose, un buen puñado de colegas. Todos estábamos locos por la animación. Éramos muy competitivos, nos admirábamos los unos a los otros. Fue una época muy activa y excitante. A la vez, comencé a realizar obras personales, "Confessions of a Stardreamer"(un revelador monólogo de una actriz, confuso a la vez que conmovedor), cosas como esa. Comencé presentando mis películas en festivales y ganando algunos premios. Comencé entonces a pedir ayuda de otra gente mientras continuaba escribiendo artículos de prensa. Hubo varias veces en las que pensé: "Dios mío, ¿qué estoy haciendo? ¿Realmente debería gastar toda mi energía en estas historias, las cuales me llevan tanto tiempo para encontrar gente, entrevistarla y luego encontrar donde publicarlo?" Finalmente me dije: "Está ocurriendo, tan sólo voy a seguir con esto y a agradecer que tengo tantas cosas que hacer". Cuando me gradué en Marymout, allá por 1974, Dymphna me dijo: "¿Por qué no te graduas en la Universidad? Escribiré una carta a la Universidad de Nueva York. Deberías graduarte en la Universidad y seguir haciendo todos esos libros." Era una mujer increíble. Conseguí entrar en el programa de graduados de cine en la Universidad de Nueva York y pasé allí dos años.
Joe Strike: ¿Estudiaste animación allí?
John Canemaker: No, estudié cine, producción cinematográfica. No había y de hecho sigue sin haber un departamento de animación en la Universidad de Nueva York, lo que había era un programa junto con el departamento de cine y televisión. Para mi tesis decidí hacer un documental sobre Winsor McCay. Entrevisté al asistente de McCay, John Fitzsimmons, que fue quién aporto la historia.
Joe Strike: Realmente localizaste a toda esta gente. Debía ser un poco como un trabajo de detective.
John Canemaker: La mayor parte de todo esto realmente fue suerte o tan sólo preguntando. La mayoría de ellos vivían alrededor y estaban disponibles por entonces.
Joe Strike: Si te mueves en un círculo de animadores, siempre habrá alguien que conozca a otro alguien.
John Canemaker: Las cosas ocurren de forma casual. Había un festival sobre los pioneros de la animación aquí donde me convertí en director artístico. En tan sólo un año o dos de experiencia me encontré con Chuck Jones. Frank Thomas llegó a convertirse en uno de los jueces. Era como ir dándose cuenta de cosas que habías ido aceptando poco a poco y para las que ya estabas listo. Durante un almuerzo, Dymphna me contó que había un puesto libre como profesor de cine en Regis High, una escuela jesuita de Nueva York. Fui al despacho de la escuela y les conté que era profesor de animación. "Puedo enseñar animación". Comencé a impartir clases en otros lugares también, sobre historia de animación así como sobre producción. Al fin me gradué en la Universidad de Nueva York y me convertí en el editor de animación de la revista "Milimeter". Todo esto sucedió cuando Camera III, un programa de los domingos por la mañana sobre cultura y arte de la CBS, se acercó a mi debido a que me encontraba haciendo "Patchwork Family" y me pidieron presentar un show que estaban haciendo para los estudios de animación de la Warner Bros. Lo pusieron luego en uno de los DVD de la colección de los Looney Tunes. Dios mío, da miedo mirar ese show hoy en día - tenía el pelo largo y vestía una camisa hippie.
El autor
John Canemaker: Todo esto estaba ocurriendo y entonces conseguí el contrato de un libro a partir de una columna de animación en Milimeter. Había escrito un artículo sobre "Raggedy Ann and Andy" de Dick Williams. Propusé un libro sobre esta película porque había tantos animadores interesantes trabajando en ella -veteranos como Art Babbit, Tissa David, Ewery Hawkins, además de Eric Goldberg, Tissa David; Mike Sporn era el jefe del departamento de intercalación del film. Un montón de gente comenzó su carrera en este film.
Joe Strike: Es la única película de animación que he visto donde los nombres de los animadores aparecen de forma estelar justo después de el título de la película.John Canemaker: Fue el primer libro que escribí. Tenía un pánico de muerte a firmar el contrato. ¿Cómo se escribe un libro? Hace poco leí algo que es un poco mi filosofía básica -incluso aunque no sepas qué va a pasar, si tienes un sentimiento general de que todo va a salir adelante, incluso aunque no conozcas los detalles, generalmente sucede. Las oportunidades surgen, no hay que desaprovecharlas. El libro sobre los Nueve Viejos de Disney surgió un poco de esa manera, y gracias a dios que no rechacé el proyecto.
Joe Strike: ¿Cómo encontraste el tema del libro?
John Canemaker: A veces los temas me los ofrecen. El libro de los Nueve Viejos de Disney me fue propuesto, me pidieron hacer libros sobre Tex Avery. Yo propuse hacer el libro de Raggedy Ann, el libro "Treasures of Disney Animation Art", el de Winsor McCay, los bocetos inspiracionales de la Disney agrupados en "Before the Animation Begins" y "Paper Dreams", los cuales eran sobre storyboards. Quería hacer esos libros. Pero si te ofrecían otro proyecto, no podías decir simplemente que no.
Si vuelves atras a mi primera visita a la Disney y pasas un día entero con Frank Thomas, Marc Davis, Ward Kimball y Ollie Johnston, y consigues que hablen de cosas de las que no habían hablado antes, ... vaya, pues es una gran oportunidad.
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