Capturando el movimiento de la Navidad


Hoy se estrena "Cuento de Navidad" ("A Christmas Carol"), dirigida por Robert Zemeckis para los estudios Disney. Zemeckis siempre ha mostrado un gran interés por acercar animación e imagen real dentro de los parámetros del cine comercial. No olvidemos que Zemeckis produjo y dirigió "Quién engañó a Roger Rabbit", una de las piezas cumbres de la animación de los ochenta. Desde "The Polar Express", el director se ha convertido en el más visible defensor de las técnicas de captura de movimiento, que él considera muy rentables y rápidas. "Cuento de Navidad" llega tras "Beowulf", adaptando de nuevo el clásico de Dickens, que tantas versiones para animación ha tenido ya.
Para Zemeckis, la captura de movimiento es una formidable herramienta con la que poder experimentar. Tal y como comenta para Animation World Magazine, "cuando comenzamos a rodar, lo grabamos todo, porque no hay película; sólo es un disco duro en marcha. Así pues, hacemos las escenas de principio a fin, igual que harías una escena teatral. Trabajamos la escena con los actores y si alguien sugiere: "Oye, Bob, me gustaría entrar por el otro lado de la habitación porque pienso que quedaría mejor", entonces lo intentamos. Es como trabajar con ensayos tecnológicos y cuando a todo el mundo le parece que la escena ha quedado bien, entonces paramos para comer y pasamos a la siguiente escena."
"Todos tus movimientos quedan registrados", afirma Colin Firth, actor que ya había participado en "Beowulf". "Es incluso mejor que actuar en el teatro, porque no existe la cuarta pared ni cámara ni proscenio. Puedes girarte y seguir interpretando sin preocuparte de si te ven o no, porque todo el movimiento físico queda capturado".
Sin embargo, la película está sentando como una bomba entre animadores y críticos cinematográficos. Para la comunidad de animadores, la animación resulta muy poco coherente y sus movimientos poco convincentes, lo que la hace visualmente muy desagradable. Para la crítica, la historia se hace esclava del proceso tecnológico, lo que ha provocado numerosas malas críticas. Pero quizás lo más importante sea la pobre respuesta que está teniendo en taquilla. Esta falta de entusiasmo del público puede complicar la recuperación de los 180 millones de dólares invertidos por Disney.
Quizás un moderado fracaso sirva para marcar un punto de reflexión sobre el uso de la captura de movimiento, una técnica interesante, que mal utilizada resulta poco natural, pero bien utilizada, puede abrir enormemente la animación a terrenos insospechados.

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